Mejorar Procesos Psicosomáticos


Mejorar Procesos Psicosomáticos



¿SOMOS RESPONSABLES?

En muchas ocasiones, en los ámbitos del desarrollo personal y la terapia alternativa se culpa a la persona con la responsabilidad de sus dolencias, sin embargo, de manera inconsciente, el organismo de la persona no ha tenido otra opción. Nadie se quiere enfermar conscientemente. La vida normal, que experimenta la gente no suele ser una vida saludable para el espíritu, alterada por un mundo que nos infla de deseos, codicia, ambiciones, sexo insano, contaminación, tóxicos, malos hábitos, competencia, falta de uso de los recursos corporales, confusión, velocidad, ideas locas… En el mundo animal la lealtad y la colaboración son obvias para los grupos. El grupo humano NO. Mucha gente vive con soledad y desafección, entre rendidos y enfadado con la vida, con los suyos y conmigo mismos. La autocomplacencia (el orgullo) y la evasión o negación son los enemigos de la capacidad de equilibrarse. Muchas veces somos incapaces de ver lo que le pasa, comprender las causas y corregirlas. Es evidente que una adaptación a un sistema enfermo, que no favorece la salud psíquica ni física, al final crea enfermedad.

El insensato que reconoce su insensatez es un sabio, pero el insensato que se cree sabio es, en verdad, insensato.



EMOCIONES Y ENFERMEDAD

Las enfermedades corporales pueden ser maestras en el curar las afecciones del alma humana. Dicen los maestros antiguos que solo hay dos causas para enfermarse, el desamor y el apego.

Es obvio que el medio ambiente, las circunstancias, las disfunciones en el comportamiento, las cogniciones equivocadas, las invasiones de huéspedes no deseados o la epigénesis genética influyen profundamente. Sin embargo, desde tiempos inmemoriales se ha considerado la enfermedad como el intento final del cuerpo por resolver un problema que está aconteciendo en la vivencia psicológica. La experiencia e infinidad de estudios han confirmado la importancia de las emociones positivas en el estado de salud óptimo y, a su vez, la influencia de las emociones negativas en los órganos y el funcionamiento de los sistemas corporales. Lo que no puede ser resuelto a nivel consciente, se sumerge en las profundidades de la psique y, desde allí, origina la enfermedad

Por ejemplo…



El temor, que es la ausencia de amor, es la gran enfermedad, el común denominador de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos. Cuando el temor se queda congelado afecta al riñón, a las glándulas suprarrenales, a los huesos, a la energía vital, y puede convertirse en pánico. Si los disgustos nos superan y no podemos procesarlos por vía psíquica, se resiente el sistema digestivo.

La ira es sagrada, es una emoción positiva porque te lleva a la autoafirmación, a la búsqueda de tu territorio, a defender lo que es tuyo, lo que es justo. Pero cuando la ira se vuelve irritabilidad, agresividad, resentimiento, odio, se vuelve contra ti, y afecta al hígado, la digestión, el sistema inmunológico.

La tristeza es un sentimiento que puede llevarte a la depresión cuando te envuelves en ella y no la expresas, pero también puede ayudarte. La tristeza te lleva a contactar contigo mismo y a restaurar el control interno. Todas las emociones negativas tienen su propio aspecto positivo, las hacemos negativas cuando las reprimimos. Pulmón, corazón.

La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco en el estómago, una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que surge cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos en los acontecimientos externos, cuando buscamos muletas, apoyos externos, cuando no tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos a intentar llenarlo con cosas y posesiones.
Pero como no se puede llenar con cosas, cada vez el vacío aumenta. Por ello nos podemos hacer adictos a llenar ese hueco con mala alimentación, tóxicos, hábitos perniciosos.

El estrés destructivo perjudica el sistema inmunológico. Pero un buen estrés es una maravilla, porque te permite estar alerta y despierto en las crisis, y poder aprovecharlas como una oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia.

Los yoguis saben bien que el cuerpo es el resultado de la forma de funcionar de la mente y viceversa. Así, una mente endurecida, temerosa, estresada, esquiva, compulsiva o rígida nos puede provocar sequedad de tejidos, dolores musculares, incapacidad de flexibilizarnos, bloqueos respiratorios, incapacidad de sentir y, al final, enfermedad.


LA SALUD ES EL EQUILIBRIO INTERNO

Aunque las enfermedades han de ser tratadas por los médicos cualificados, otras terapias también pueden aportar una valiosa ayuda complementaria en el proceso de comprensión, transformación y sanación.

La localización de los conflictos, los métodos de mejora y una práctica adecuada puede ser extraordinariamente favorecedora de la salud, por ejemplo:

- La conciencia testigo y la tranquilidad existencial en el futuro, adquirida por el conocimiento que aporta la psicosmología.

- La práctica de autoconocimiento y los inabarcables y multidimensionales beneficios que aportan las clases de meditación.

- La armonía del movimiento, la descarga de las tensiones y la flexibilidad de los tejidos y los órganos que se adquiere con la osteopatía y el yoga.

- La liberación del mecanismo respiratorio, el procesamiento de los bloqueos energéticos (prana) y el manejo de los niveles emocionales negativos que te da la maestría en la respiración que proporciona el rebirthing.

- El autoconocimiento y el proceso terapéutico que favorece el trabajo con los sueños en la terapia de ensueño y recapitulación.

- La optimización del sistema nervioso central, la integración de la información y la comunicación con el mundo, la mejora de la dinámica cerebral y la paz y la energía adquirida por la neuroestimulación Tomatis.

- Y otras muchas como bioneuroemoción, terapia transpersonal, biodanza, etcétera...



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