Relaciones de Pareja: Más allá del Tiempo
Reconozco mi otro yo y en su declinar, resplandezco
Gran camino el de la aceptación y el abrazo al cuerpo que habitamos y a lo que expresamos en el alma como personas. Efectivamente todo hombre y mujer conforme su edad avanza, enfrentan una de las pérdidas más difíciles de ser aceptadas. Sucede que las arrugas, así como cierta barriga y grasas varias, aparecen al tiempo que son asumidas en un proceso personal que precisa de una inteligencia con mayores competencias.
Y si bien los hombres parece que envejecen con un aire de “interesantes”, mostrando al tiempo su bolsillo, cierto manejo del mundo y algunas canas. Por el contrario, las mujeres enfrentan otro reto cuando los hijos se van de casa y a menudo se sienten caducadas. Gran prueba para una mujer que constituyó su valor en la belleza física, y que ahora es otro arquetipo, el de Sofía el que toca encarnarla. Atrás quedó la Eva, la Amazona y la Madre tan bella, ahora es el amor cultivado de su corazón la que quiere el testigo de una vejez disfrutada y serena.
Se diría que La inteligencia de vida, al tiempo que parece cerrarnos una puerta, abre otra en proporción a nuestra pérdida. Con la vejez, pocas cosas están tan claras como que la carrera de la sabiduría ha sido comenzada. Y de pronto es el Misterio lo que ocupa un puesto clave en la dirección de aquel bólido convertido en diesel, un diesel no ajeno al erotismo refinado, la capacidad de inspirar entrega y la ternura que a todo acompaña.
La tripa será algo abultada, pero quien la abrace será justo quien pueda atravesar la apariencia y degustar la calidad del ser profundo que ama. ¿Hará falta un cierto desarrollo personal para captar, desear y abrazar a quien se halla más allá de la figura prieta y musculosa?
Bien sabemos que es la personalidad y belleza interna lo que realmente enamora. Cuando se acepta lo que hay, y sucede el desprendimiento de la vieja imagen que constituyó la propia gloria, es cuando se abre el corazón y se desencadena la alta magia. Son tiempos de jugar con el sexo cuando suceda el “factor X” que todo lo torna sagrado, y en el que ni la pasión ni el placer merman. Nada puede hacerse entonces para seducir, ni cursos, ni ropas, ni preconcebidas etiquetas. Son momentos de autenticidad a ultranza, de confiar, de renunciar a lo que fue y gestionar la vida que viene con humildad, refinamiento y conexión muy honda.
El hecho de subrayar estos valores puede parecer un apaño para consolar a las figuras que han devenido gordas, blandas o arrugadas. Bien sabemos que los vínculos más profundos y gratificantes no se sostienen con las puras medidas, sino con los registros más cultivados del alma. El ser humano ha ido más allá del puro mamífero reproductor, ampliándose a un córtex y a una inteligencia cardíaca en amor consciente que no dispone criatura alguna sobre la tierra.
Cuando hay amor en el corazón, se ama cada célula del cuerpo, más allá de formas alineadas con las corrientes de moda. La bondad, la verdad y la belleza que aparecen y se degustan junto al otro, son el verdadero amor de quienes superaron el apego a los rostros con cuerpo, y ya no se enamoran de lo que cambia y separa.
Aún así, quien ostenta juventud tiene el gran poder erótico que hipnotiza a las personas que careciendo de proyecto, se sienten solas y viejas. En realidad tales mayores, tan solo por respirar la joven química de sus cuerpos y los frescos programas de sus mentes, pueden llegar a hacer muchas tonterías que los lleven a la humillación y la ruina.
Bien sabemos que la salida está dentro, aunque el baile se juegue fuera. Tan solo la consciencia atenta y despierta podrá orientar lo que de otra forma, tendería a ser un guión romántico de una película trasnochada.
Por José María Doria
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