La Arquitectura del Sueño
Mucha literatura hay sobre el mundo de los sueños, pero certezas pocas. Siempre se nos ha inculcado, que los sueños son fantasías, que no debemos tener en cuenta, recreaciones de la mente, que en esos periodos de descanso, emplea los recursos y los potenciales del cerebro, en crear ilusiones mientras se restablecen nuestras conexiones sinápticas. Mueren neuronas y nacen otras, y con ello también se nos dice que perdemos datos, perdemos memoria, espacios de tiempo son sustituidos unos por otros, como si tuviéramos un límite en nuestra capacidad de memorizar, esto evidentemente también es falso. Todos los eventos, son convenientemente guardados, así como en el periodo de sueño, lo que inconscientemente experimentamos, no es una ilusión cerebral, la memoria tampoco esta situada en nuestro cerebro.
Que desde la ciencia o la medicina académica, no tomen estas “recreaciones” mentales como algo no físico, puede ser normal, pero no casual. Esta claro que una de las formas de comunicación con nuestro Ser, sea omitida por los engranajes del sistema, es una parte mas de la manipulación que este sistema ejerce sobre nosotros. Solo unos pocos dan la importancia que merece a esos mal llamados sueños, mal llamados, porque no son ensoñaciones, si no realidad. Debemos entender que la realidad no es puramente física y material, y que no todo lo físico es realidad. No hay tampoco que ser un experto en física, para comprender que hay cosas que se escapan a nuestros sentidos. Hay que entender que no somos un simple cuerpo de carne y hueso, somos mucho más que esto. La espiritualidad tampoco arroja mucha luz sobre ese mundo onírico, y en las múltiples comunicaciones sutiles que existen, suelen omitir estos datos deliberadamente.
Cuando dormimos nuestro cuerpo entra en reposo, unos sistemas se aletargan y otros se sincronizan, todo lo físico se reevalúa, y nuestra mente consciente se desconecta, pero nuestra alma, nuestro Yo, sale de nuestro cuerpo y crea. Nuestra alma, es nuestra memoria, allí se almacenan todos nuestros recuerdos, conscientes e inconscientes, todas nuestras vidas, nuestro origen, lo de ayer y lo de mañana. Nuestra alma vive todos los tiempos a la misma vez, pasado, presente y futuro, y durante el sueño, escogerá dentro de las líneas temporales a nuestra disposición, la que mas se adecue a nuestra experiencia y elección, esto no sucede conscientemente, debido a que nuestra alma vive todos los tiempos pasados, presentes y futuros, en un mismo instante, somos incapaces de interpretar esas líneas temporales que viven mezcladas en un mismo Ser, una misma memoria, formando ese surrealismo que tiñe nuestros sueños.
Estas líneas de tiempo al formarse en un planeta cerrado como el nuestro, provoca la incomprensión de nuestro trabajo en la realidad sutil. Al volver a nuestro cuerpo, se nos borra la mayor parte de los datos, y la información que conservamos queda fragmentada y quedando aun mas incomprensible si cabe. No solo nos dedicamos a escoger líneas de tiempo, durante el periodo de sueño, también interactuamos con otros Seres, algunos conocidos en nuestra realidad consciente, otros lo fueron y otros lo serán en el futuro. Cuando recordamos eventos pasados o futuros, es una simple elección de nuestro Ser, para recopilar información que nos sea útil en el ahora. Cuando recordamos vidas pasadas, realmente estamos enviando a nuestra alma a esa línea de tiempo, que nos es necesaria para sanar algo en el ahora, un dato, que nos permita transformar nuestros conceptos cerrados. Los eventos si son futuros, pueden ser reescritos, por lo tanto es probable que solo sea una advertencia, algo que tomar en cuenta, pero no como algo escrito e inmutable, si no como algo por reescribir y modificar, una posibilidad que se nos hace evidente, para modificar nuestro ahora y no caer en ese posible futuro. Tanto las líneas pasadas como las futuras, convergen en el ahora, son múltiples posibles caminos hacia el futuro y múltiples caminos en el ayer, que fueron escritos, vidas completas que coexisten de forma paralela y que mueren y nacen en el hoy.
Al margen de esto, son varios los viajes de ida y vuelta los que hacemos durante la noche. En un periodo normal de sueño, es fácil que salgamos y entremos a nuestro cuerpo, unas tres o cuatro veces por noche, cuanto mejor y mas placido sea nuestro sueño, mas fácil será recordarlo todo. Irnos a la cama con la cabeza llena de problemas, creara una interferencia a la hora de escoger la línea de tiempo adecuada a nuestras necesidades. Si nos acostamos y nos dormimos con ese problema en mente, este seguirá interfiriendo y realimentándose de forma inconsciente, y nuestro Ser hará su búsqueda basada casi exclusivamente en ese dato concreto que te perturba, limitando considerablemente su trabajo, dentro de las posibles elecciones, creando un desenlace poco propicio y limitado en nuestro ahora.
Es muy importante tomar en serio nuestros periodos de sueño, ya que allí realizamos tareas esenciales que formaran parte de nuestro futuro inmediato, tomar los periodos de descanso de la forma adecuada, prepararnos para esos instantes, provocaran que accedamos a nuestra memoria interna, la verdadera fuente de conocimiento puro y sin adulteración posible. Esto provocara que si queremos recordar, nuestro Ser escoja la línea de tiempo en la que los gatillos se disparen y provoquen que esa información que guardamos en nuestro Ser aflore. Esto por indigesto que pueda resultar a la gran mayoría, es una realidad que he podido constatar en mí. Todos tenemos la capacidad de emplear ese tiempo de descanso, en trabajar con nuestro Ser para despertar fragmentos de conocimiento que guardamos en nuestra alma, que es nuestra memoria real, nuestro registro histórico, de vidas pasadas y futuras. El sueño es una pequeña muerte, es un viaje astral inconsciente, con la diferencia que en los viajes astrales normalmente no podemos trabajar con las líneas de tiempo de forma consciente, por norma general.
Si recopilamos toda la información que diariamente recordamos al despertar, poco a poco podríamos construirnos, un pequeño cuaderno de bitácoras, en el que poder rescatar esos sueños y despertar nuestra memoria, cuando la línea de tiempo que escogimos se aproxime a nuestro presente. Durante los periodos de sueño nuestro inconsciente también se reprograma, y suele repetir cientos de veces todas esas actividades que hemos ido aprendiendo durante el día, es durante estos periodos que se asimila toda la información y se repasa toda actividad nueva. Es natural que con el tiempo, ciertas tareas se acaben realizando de forma inconsciente, casi en un segundo plano, mientras nuestro consciente centra toda la atención en otros datos menos rutinarios. Esto también es consecuencia de un periodo de descanso bien empleado.
Empezar a tomar en cuenta este periodo que forma parte de la mayoría del tiempo que gastamos en nuestra vida, es una forma practica y sencilla, de encauzar tu vida de la forma adecuada a tus necesidades, tomándote a ti mismo y la memoria que guarda tu alma, como fuente indispensable, como el modo mas puro e intuitivo de adquirir todo el conocimiento que demandas en tu proceso evolutivo. Estar despierto y adquirir memoria y recordar a través de algo tan placentero como es dormir, no solo es sencillo y practico, si no que es a mejor forma de trabajar con tu Yo superior que no es mas que tu propia alma. Recordar debe ser la meta de todo Ser que viva bajo el yugo del velo, emplear tu tiempo de sueño en recobrar tu verdadera identidad es la forma mas económica y practica de lograrlo, ningún canal, ningún maestro o ningún gurú te dirá que esto se logra así de fácil, lo común hasta ahora, es que te llenasen la cabeza de técnicas y métodos que jamás dieron resultados, y que tienen un alto coste, no solo económico, si no también energético.
Deshazte de la idea de que los sueños son fantasías sin sentido, esas son ideas contaminantes que impidieron al Ser humano reencontrarse consigo mismo. Formarnos la vaga creencia que lo que sucede cuando dormimos no es real, esto ha sido uno de los mayores sortilegios que han impedido que lográramos recordar. El sueño, forma parte junto con otras tantas formas sencillas de vivir, la espiritualidad de forma plena, sana y autentica, sin intermediarios, ni complejos lenguajes, sin ceremonias, sin rituales y sin simbología, solo tú y tu Ser, en completa compenetración comunicativa, despertando en ti la verdad que guardas en tu interior y que espera aflorar impaciente.
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