Con mucha ilusión abro una nueva serie de vídeos: "Meditaciones"
Comparto esta visualización que he llamado "Luz", acompañada por mi voz, enfocada en momentos de falta de energía, pesadez mental o sensación de oscuridad. Activa la energía y la fuerza para seguir caminando ante los instantes depresivos de la personalidad.
Cualquiera puede estrecharte entre sus brazos. No hay que ser muy listo, ni muy fuerte, ni muy sabio, ni muy nada. Alguien va, abre sus brazos de par en par y te envuelve de carne y huesos. Y qué. El pavo relleno hace lo mismo y conozco a poca gente ansiosa por meterse dentro.
Desde que encima hay desconocidos que los dan gratis por la calle, el valor del abrazo ha caído en picado. Y la verdad que no me extraña. Puede que algunos abrazos no cuesten dinero, pero lo que sí tienen en común todos los abrazos mal dados es que siempre, a la no tan larga, salen muy caros.
Quizá por eso ninguno de los intentos que he podido leer por ahí, tratando de descifrar la aparentemente sencilla liturgia del acto de abrazarse, me ha ayudado demasiado. Quizás por ello vaya a ser yo el próximo en naufragar.
El abrazo viene a ser a las relaciones humanas lo que el cargador al teléfono móvil. Mejor que nunca te lo dejes en casa, no sea que lo acabes suplicando a las 3 de la mañana ante cualquier recepción de hotel.
Para dar un abrazo en condiciones, en primer lugar, hay que haberlo extrañado mucho, hay que haberlo extrañado bien. Los que no tuvieron tiempo de despedirse saben perfectamente de lo que estoy hablando. Los que nunca se atrevieron a pedirlo, también.
Su significado es siempre el mismo, bajo cualquier circunstancia, en cualquier país, de cualquier lengua, credo o tradición, y parte de la segunda condición fundamental para dar uno como dios manda. Necesitas lo que significa. Y significa, en esencia, que no estás solo.
A partir de aquí, los requisitos se van complicando. Y es que todo depende de tener algo muy fuerte en común. Algo que, de pronto y sin haberlo previsto, sintáis los dos con la misma intensidad. Se trata de un momento, de un solo instante. El tiempo justo para que ese algo tan real y tan verídico no pueda dibujarse con palabras.
No sé si me explico. Pero si eso ocurre, todo cambia. Desde ese momento, abrazarse ya es otra cosa. Estáis atrapando verdades. Una cacería de instantes. Un compresor de realidad. Enzarzarse en las ganas del otro y apretar hasta que se extingan.
Me fascinan los abrazos bien dados. Creo que resultan aún más memorables que cualquier palabra, gesto o relación. La única forma física conocida que tiene el ser humano de parar el tiempo. El único punto y seguido entre todo lo que se puede llegar a sentir.
No sé muy bien por qué hoy me ha dado por hablar de esto. Supongo que porque creo que andamos muy faltos de abrazos reales. O quizás porque a más de uno, hoy le vendría muy bien.
El caso es que, lamentablemente, a los abrazos les pasa como a los besos, las caricias, los matrimonios, o las patadas en los huevos. Si no los consumas a tiempo, acaban todos caducando.
Textos
Has sentido alguna vez la sensación de que daba igual cualquier palabra que pudieran decirte?
Que no importaba lo bueno que fuese el consejo,
O lo motivador que tuviese el discurso,
Simplemente, que no te ayudaba.
He aprendido que da igual que seas terapeuta, médico o sabio,
En algunas ocasiones no hay nada más sanador que el cariño de un abrazo.
De esos que te apoyan la cabeza contra el pecho,
Y te dejan sentir el calor que desprende el corazón de la otra persona.
Esos abrazos tan fuertes tan fuertes que no puedes aguantarte las lágrimas y los suspiros,
Que parecen que te exprimen hasta que no quede nada de dolor.
Y qué me dices de los abrazos que protegen,
Esos que te hacen sentirte en los mejores brazos del mundo.
O esos abrazo tan delicados y sutiles,
Tan mágicos,
Que puedes sentir como no abrazas un cuerpo,
Sino un alma.
A mí me gustan esos que vienen sin avisar,
Que te cogen por la espalda,
O los enamorados que se acurrucan en el cuello del otro.
Aunque creo,
Que no hay mejor abrazo que de reencuentro,
Tanto tiempo colapsado en un momento,
Dos almas,
Dos vidas,
Dos cuerpos,
Y una incandescente llama vibrando bajo el pecho
Dar un abrazo no es fácil,
No es tan sólo rodear con los brazos a otra persona,
Hay abrazos por compromiso,
Abrazos que traicionan,
Incluso hay abrazos tan duros que ahogan.
Un abrazo es dar y recibir,
Unas veces te caerás y te sujetarán,
Y otras serás tú quien rescate a alguien.
Un abrazo une mundos,
Si no vas a abrazar con el alma,
Cuidado,
Esa fusión no se siente si estás con los ojos abiertos o el corazón cerrado.
Todos somos complices de este circo. El ayudador también sufre y necesita apoyo, los silencios también gritan y desgarran la máscara que lo intenta mantener intacto, pero como una soga al cuello va asfixiando, por eso, pide ayuda si lo necesitas, y poco a poco iremos transformando la "realidad".
Una noche menos que el recuerdo acosa la mente, y un día más donde volver a empezar. Sigue caminando, deja que tu corazón te guíe, pero cuando este se sienta herido, deja que tu mente lo rescate.
La vida es un juego para aprender a proyectar la luz del universo que vibra dentro de nosotros. Lejos de ideales, expectativas y miedos, eres incommensurable, cree en ti, sé libre, sé tal y como eres, y sobre todo, no tengas miedo de brillar y dejarte abrazar por la inocencia del niño que vive en ti.
Tenemos miedo de nuestra oscuridad, pero preferímos vivir en la sombra, que paradoja. Lo que realmente nos asusta es la grandeza que brilla en nuestro interior, mirarnos al espejo y aceptar esa luz soñadora que ilumina la vida.
He intentando silenciar las palabras que vagabundeaban intentando rascar alguna posible explicación mental, que colocara de alguna forma razonable todos estos sentimientos que se desbordan en cada latido cuando pienso en ti.
¿Te acuerdas cuando te puse la mano en mi pecho, y de la fuerza nos tambaleábamos los dos?
Cada vez que apareces me sucede lo mismo, y apareces cuando leo, cuando escucho música, cuando acaricio las cuerdas de la guitarra, cuando escribo, cuando miro al cielo y suspiro.
Algunas veces cierro los ojos, y te veo,
En esa imagen que me hace sonreír, una y otra vez,
Los dos sentados en el banco de piedra,
Rodeados de naturaleza,
Tan conectados por dentro,
Solo unos centímetros nos separaban por fuera,
Y, tal vez, también miedo.
Miedo por dejarnos llevar,
Miedo por seguir nuestro corazón.
Pero tuvo que ser así,
Y me encantó.
Te veo con esa amplia sonrisa que te sube los mofletes,
Esa profunda mirada marrón que no sé ni definir, pero que me susurraba infinitud de maravillas,
La ternura de tus finos labios, mientras te los muerdes sutilmente, y mi deseo de sentirlos.
Observo y siento que a la velocidad a la que se mueve un continente, tú y yo nos estamos uniendo.
Recuerdo como comenzó todo con unas palabras, luego unas sensaciones entre miradas humanas, pero luego eclosiona “eso” que no sabemos explicar, en el abrazo que me marcó de por vida.
Nos separamos, y como si no hubiese pasado el tiempo, al reencontrarnos, como diez dedos que se entrelazan a la perfección, una mirada que brinda como dos chupitos de miel, una conexión de dos vidas que laten como una sola…
Confío y creo que nada es por casualidad, y sé que esto me cambió la vida.
Realmente ya estamos unidos, así lo siento.
Puedo decirte un: “Te Amo” como “buenos días”, y ni alcanzaría a ser la nota de la canción que tocas en mi. Pero sobre todo confío en esta llameante sensación que perdura en el infinito,
Que hace que la toda la distancia se colapse en un parpadeo.
Me queda claro que esto no es “Amor”, porque ya te amo más de lo que llego a comprender.
Puedo escribir mil palabras y dejarme sentir en todo mí ser,
Pero no puedo definir mayor perla que la historia que se ha contado en nuestras vidas.
Sea lo que sea lo que ocurra en el futuro,
Esto me parece el cuento más bonito del mundo.
Si por casualidad ya no vuelvo a rozarte,
O a sentirte en un abrazo,
Suspiraría agradecido del regalo que eres, en presencia, emoción, y Espíritu.