Cuentos para Aprender - "La Rosa de Oriente y de Occidente" - La Cocina como Meditación
En cierta ocasión en un encuentro de poesía internacional, en un descanso, iban paseando dos conocidos poetas, uno Japonés y el otro Americano.
Dilucidando acerca del devenir de la Vida, se toparon con un bello rosal, que era jalonado por un par de hermosas y fragantes rosas de color claro y fuerte olor.
Ambos quedaron maravillados acerca de semejante silencioso poema de belleza y Amor a la Naturaleza. Cada uno a su manera quiso reflejar sus emociones en un poema, para lo cuál se sentaron a investigar por separado, dado que el proceso de indagación es personal e interior.
El poeta americano arrancó una rosa, la estudió de todos los ángulos posibles, la olió, la acarició, comprobó el estado de afilamiento de sus espinas, enumeró las corolas, observó la disposición en la que estaban entrelazados los diversos pétalos. La separa del conjunto que era el todo, la aboca a una muerte marchita, para satisfacer su curiosidad, indaga en el análisis mas completo, aún a costa de su muerte, el americano entiende la rosa desde el análisis y fruto de su examen, brota en él, el siguiente poema:
Flor en el muro agrietado,
Te arranco de las grietas ,
Te tomo, con todo, con raíces, en mis manos.
Florecilla -pero si pudiera entender lo que eres
con todo y tus raices, y todo con todo,
sabría que es Dios y que es el Hombre.
(Lor Tennyson)
Así mismo el poeta Japonés, se sienta frente a la Rosa, la observa, permanece en silencio, la escucha, la siente, observa las propias sensaciones proyectadas en el concepto Rosa.
Se conecta con el Amor que siente por la Naturaleza, siente el latir de la Rosa como el suyo propio, observa sin intervenir en el pulsar de la Rosa y respirando al lado de la Rosa, porque él, se ha convertido en Rosa.
Escribe el siguiente poema:
Cuando miro con cuidado
veo y siento florecer la Rosa, junto al seto.
Basho.
Es importante recalcar, lo fundamental de la suspensión de juicios, ninguna de las dos opciones que propone oriente y occidente están bien o mal, cada una cumple su cometido. Si no estudiáramos con discernimiento analítico, sabríamos bien poco acerca del cultivo y florecimiento de las Rosas, sus posibles venenos y enfermedades, incluso su uso gastronómico, como acompañamientos de ciertos platos como agua de rosas en ciertos postres aromáticos etc. no serían posibles sin una investigación analítica.
Pero ésta se quedaría a su vez en un mero dato si no entramos en la experiencia de "Vivir la Rosa" de "Ser Rosa" de "Respirar con la Rosa" de conocernos profundamente desde el profundo silencio, que nos hace "ser lo mismo", desde la auténtica no separación del todo que conformamos en conjunto "la Rosa y Yo".
Acaso no sería verdaderamente hermoso e intenso extrapolar "al alimento" en un cocinar consciente, similar ejercicio de percepción al de los poetas, aunando la profunda comprensión tanto desde las vertientes occidentales como de las orientales?
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