LOS INGREDIENTES DEL CAMBIO

.los ingredientes del cambio

Seguramente te has visto en la tesitura de querer cambiar un aspecto de tu vida: 

Implementar el deporte, cambio de alimentación, dejar de fumar, tomar más decisiones, ser más asertivo, quererse más, no enfadarse tanto, aprender algo nuevo, etc.

Los cambios son naturales en la vida y forman parte del aprendizaje que nos va forjando como personas, pero, ¿porqué nos cuesta tanto?

Cuándo éramos pequeños nuestra estado cerebral nos hacía aprender prácticamente sin darnos cuenta y el cambio se producía como una adaptación natural al entorno. 

Si le grito a mamá y ella se enfada y me castiga, la segunda vez me adaptaré y pensaré dos veces si gritar o no. Sin embargo, en la adolescencia perdemos, por así decirlo, un grado de esta capacidad.

Cuando entramos en la pubertad sentimos una gran necesidad de formar parte de la sociedad, de encontrar nuestro sitio. 

A priori el adolescente se adapta al entorno para poder crear relaciones sociales, pero aquí aparece el ingrediente de la intelectualización. 

Este patrón de conducta aparece de forma natural como una forma de protegernos psicológicamente de todos los cambios y dificultades que vivimos y que nuestro inmaduro cerebro todavía no sabe encajar sin reaccionar impulsivamente o caer en la más profunda tristeza.

Este razonamiento comienza a crear una historia que sirve de caparazón emocional. La historia detrás de la historia

Aquí se levantan los cimientos sobre los terrenos de creencias y culturas que nos inculcaron de pequeños y donde se forja nuestra dificultad al cambio como adultos.

Cuando llegamos a la edad adulta la historia que nos contamos para explicarnos las experiencias cobra vida propia casi literalmente. De tal manera que las experiencias de la infancia, la adolescencia y la edad adulta están conectadas en un espacio sin tiempo, que es el inconsciente. 

Cuando queremos hacer un cambio no podemos obviar ninguna de estas etapas por un ingrediente que ahora vamos a ver.

El primer problema que mucha gente tiene a la hora de hacer un cambio es que no saben cual es la forma "correcta" de hacer las cosas

Muchas veces, sabemos cómo no se hacen, pero no tenemos un referente para motivar el cambio. 

Además, todo cambio implica la necesidad de tiempo y este siempre va en nuestra contra, pero la culpa no la tiene el tiempo, sino la impaciencia. Un cambio es como plantar una semilla. 

Decides y actúas. Lo cuidas cada día y en un tiempo tendrás tus frutos. ¿Alguna vez habéis cambiado para gustarle a alguien? Esto tiene fecha de caducidad por lo que estamos hablando. El cambio requiere de una evolución de nuestra forma de ser, dejar atrás viejas formas de proceder por otras más optimizadas para el entorno en el que vivimos.

Vamos a ello, ¿cómo cambiamos? Lo primero es tener presente que la forma correcta no existe y depende de cada momento, pero si sigue dos normas básicas: nace del amor a ti mismo y no daña a nadie. 

Mario Alonso Puig, conferenciante y cirujano de prestigio cree que para hacer un cambio que realmente dure se necesitan dos ingredientes:

Voluntad y comprensión. Por un lado, la persona necesita valor, ganas de actuar, una motivación intrínseca que le lleve a moverse para transformar una conducta. Pero la voluntad por si sola es agotadora y tarde o temprano flojeas. Más importante todavía es la comprensión. 

La comprensión sería tomar conciencia de para qué haces el cambio. Comprender que no cambias por nadie, sino por ti mismo. Comprender los motivos y objetivos internos que te llevan a cambiar. 

Y, añadiría, tomar conciencia de porqué has estado actuando así hasta ahora, teniendo presente las etapas que hablamos anteriormente sobre la adolescencia e infancia. No es solo dejar de fumar, es tener de voluntad de no coger un cigarro y comprender lo saludable que es para ti y para tu entorno que no fumes. 

Comprender que cuando empezaste a fumar, quizá lo hiciste para integrarte en un grupo, a lo mejor porque tenías problemas y no disponías de otras herramientas de las que ahora sí dispones, o simplemente porque decidiste hacerlo. 

Comprender la raíz nos ayuda a enfrentar las creencias e historias que nos hemos ido contando a lo largo de la vida para rebatirlas y volver a elegir.

Lógicamente requiere de práctica, observarse a uno mismo, investigarse y ser constante. Te planteo ahora este ejercicio:

1. Indica concretamente qué quieres cambiar en positivo. ("quiero empezar el gym", "quiero aprender a escuchar más", "quiero decir no cuando no quiero hacer algo")

2. Identifica la conducta o acción que quieres cambiar y elige otra que te ayude. (ir al McDonals // Ir a la cocina a por algo sano. Levantar la voz // Respirar o dejar la conversación para otro momento)

3. El último paso puede ser el más complicado, si ves que te cuesta puedes preguntar a un profesional o amigo cercano. Identifica el motivo, el para qué actúas así y, después, busca en tu vida dónde comienza ese motivo para poder reflexionar. 

Por ejemplo:

  • Quiero empezar a comer sano.
  • En vez de comer azúcar, beberé agua o té.
  • Me pongo nervioso cuando estoy solo, creo que me asusta la soledad y quiero mantenerme ocupado para no pensar. Esto me pasaba de pequeño, cuando mis padres trabajaban y yo me quedaba solo. Supongo que ahora no estoy solo, aunque me sigo sintiendo así.

Todo cambio necesita de una mente que se responsabilice de sí misma y que no busque culpar a los demás o victimizarse. En este ejemplo, es normal que un niño que todavía no tiene herramientas de gestión emocional se sienta solo, pero cuando ya tienes recursos dispones de muchas posibilidades para enfrentar la raíz del problema, pero hay que reflexionar

Si cambiamos la conducta, pero no sanamos la raíz, puede que con el tiempo vuelvan a aparecer conductas dañinas. Lo importante es mantener tu voluntad comprendiendo para qué cambias. 
Es muy motivador recordarte en los momento de flaqueza porque estás cambiado.

Más adelante subiré otros tips para reforzar el cambio. Como por ejemplo elegir un mentor y usar herramientas de PNL para transformar nuestra conducta.

Gracias


Héctor Ibáñez
Psicoterapeuta
crisol_life@hotmail.com

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