¿Para qué cambiamos?
¿Para qué cambiamos?
La vida está en constante cambio y las personas, pese a las diferentes opiniones, sí cambian. Lo que no cambia es la esencia de la persona, pero sí sus conductas, patrones y formas de pensar. Aunque las dunas cambian, el desierto siempre es el mismo.
El cambio está ligado a nuestra evolución como individuos, pero muchos cambios no persisten en el tiempo o requieren de un gran esfuerzo.
Lo que nos motiva al cambio, generalmente, tiene una raíz externa. Sin embargo, no es lo mismo cambiar porque yo me doy cuenta de que puedo mejorar algo, que porque alguien nos critique lo que hacemos.
Cuando cambiamos para encajar en el otro, tarde o temprano, volveremos a actuar igual, porque el cambio no nace de una comprensión interna, de una conciencia plena de <<para qué>> cambiamos.
Wayne Dyer dijo que un verdadero cambio sucede sin que hagas nada, viene solo.
Nosotros estamos acostumbrados al esfuerzo para cambiar cosas, pero es cierto que cuando la motivación y el sentido del cambio tienen coherencia con nosotros mismos, el mismos "esfuerzo" genera placer hacerlo, porque te gusta y lo disfrutas.
En mi experiencia, las consultas no son un esfuerzo, sino algo natural que no me cuesta nada hacer.
La actitud es la llave que abre la mente para flexibilizar el cambio. Sin la actitud correcta y la motivación adecuada, el cambio está destinado al fracaso.
La actitud es la llave que abre la mente para flexibilizar el cambio. Sin la actitud correcta y la motivación adecuada, el cambio está destinado al fracaso.
Una actitud que busca "ser bueno", o una recompensa de la otra persona, o que le valoren y le digan algo positivo, etc, llevará a la frustración porque dependemos de cosas externas.
Una actitud que nace de mi predisposición a dar lo mejor de mí y actuar conforme yo siento, me lleva de forma natural a una nueva forma de ser. Además, esa apertura crea un espacio de espontaneidad que te lleva a vivir en el presente.
Preparado para cualquier sorpresa de la vida, porque sabes que tu estás coherente para saber enfrentarlo.
Si el motivo del cambio es para que la otra persona no se enfade, o para que deje de criticarme, etc, pasará lo mismo.
Si el motivo del cambio es para que la otra persona no se enfade, o para que deje de criticarme, etc, pasará lo mismo.
Tiene que nacer de dentro. Tenemos que sentir que obtenemos un beneficio interno al cambiar. Porque sino, no sentiremos que avanzamos y sin esa sensación volveremos a frustrarnos y a tirar de recursos del pasado, o conductas en bucle.
Por eso el cambio, cuando tomas plena conciencia de lo que te impulsa a cambiar, ocurre de forma natural o prácticamente sin esfuerzo.
Si quieres cambiar, hazlo por ti mismo, por ser mejor y abandona la expectativa de resultado. Y si lo haces por otra persona, asegúrate de que eres consciente del beneficio que ganas para motivarte, sino tarde o temprano perecerá.
Psicoterapeuta
crisol_life@hotmail.com
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